El impacto del apego en las relaciones interpersonales

El apego refiere al vínculo establecido con figuras significativas en el inicio de la vida, el cual deja huellas persistentes a modo de predisposiciones, que impactan a nivel cognitivo, emocional y conductual, durante la vida.

Según el renombrado psicólogo John Bowlby, el apego se caracteriza por una tendencia y necesidad innata de buscar vínculos estrechos que brinden seguridad, protección y apoyo. Está íntimamente ligado a la supervivencia y la reproducción de la especie y se desarrolla en la relación del niño con sus cuidadores significativos, especialmente con una figura particular al comienzo de la vida. El vínculo con estas personas y su trato modela el cerebro durante un período de alta plasticidad e induce cambios neuroendocrinos, neuroquímicos, neuroanatómicos, psicosomáticos, impactando en el organismo, y con un efecto de protección o de vulnerabilidad.

La naturaleza provee al bebé de características físicas, entre otras, que promueven ternura y cuidado en sus cuidadores. Tanto la madre y el padre experimentan transformaciones, por ejemplo neuroendocrinas, para responder, activar y fortalecer el vínculo.

Se logra un apego seguro cuando las necesidades emocionales y físicas, de cuidado, seguridad y confianza, son cubiertas, permitiendo que proceso se desarrolle de manera exitosa, lo cual ocurre aproximadamente en un 60% de la población. Sin embargo, en el otro 40% de los casos, por diversas razones, el proceso se ve obstaculizado y da lugar a tipos de apego que generan disfuncionalidades y/o patologías. A modo de cita, estos tipos de apego se conocen como evitativo, ansioso-ambivalente y desorganizado.

El apego involucra aspectos de sentimientos, memorias, deseos, expectativas e intenciones, entre otros, que funcionan como filtros para la recepción e interpretación de experiencias y relaciones tanto con uno mismo como con los demás. Los comportamientos derivados de las primeras experiencias de apego permanecerán activos a lo largo de toda la vida.

La figura de apego seguro, proporciona una base segura desde la cual se fomenta la exploración, el conocimiento y el aprendizaje, así como la seguridad y la confianza. A través de esta base, el niño construye habilidades que luego pondrá en práctica en su vida, tales como:

  • La imagen de uno mismo.
  • La imagen de los demás.
  • La forma de establecer vínculos.
  • La confianza en uno mismo y/o en los demás.
  • La gestión de las emociones asertiva y efectiva.
  • La intimidad en las relaciones afectivas.
  • La seguridad.

El apego también tiene impacto en:

  • La imnunidad.
  • La adquisición del conocimiento.
  • El aprendizaje.
  • La organización de la percepción, la memoria, el pensamiento y el lenguaje.
  • La personalidad.
  • La autoestima.
  • El afrontamiento de la ansiedad y el estrés.
  • La empatía.

Algunas de las patologías o disfunciones asociadas a apegos no seguros son:

  • Enfermedades de la piel (alopecia, psoriasis, etc.).
  • Abuso de sustancias.
  • Trastornos de personalidad.
  • Ansiedad.
  • Estrés
  • Depresión.
  • Colapso de estrategias conductuales.
  • Baia autoestima.

¿Los vínculos de apego que se forman con esas figuras significativas son estáticos y perduran toda la vida en forma inamovible?

Por un lado, los vínculos de apego generados al nacer y durante los primeros años de vida, quedan registrados como predisposiciones, es decir huellas que nuestras memorias almacenan y de las que no somos conscientes en el día a día. Estos vínculos primarios tienen una carga emocional intensa y marcan una tendencia en nuestras relaciones. Por otro lado, tanto las ideas de Bowlby como los resultados de las investigaciones posteriores plantean una visión dinámica y no determinista en relación con las experiencias de apego temprano, afirmando que estas pueden cambiar y que influyen en nuestras relaciones adultas.

Por lo tanto, el apego puede reorganizarse y desorganizarse en función de las experiencias que vivimos, cambiando la cualidad de este. Por ejemplo, las personas inseguras -sean niños, adolescentes o adultos- tienen el potencial de hacerse seguros y viceversa, y así con cada rasgo de personalidad, habilidades y competencias.

Es a través de la toma de consciencia, el autoconocimiento y la puesta en práctica, que las personas tenemos la capacidad de transformarnos, y esto también se aplica al apego.

'Lo importante no es lo que han hecho con nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho con nosotros'. Así lo dijo Jean Paul Sartre.