La respiración tiene relación directa con las emociones y la cognición

El sentido del olfato está vinculado a diversas funciones cognitivas y emocionales. Aseguran las investigaciones que la respiración sirve como predictor de trastornos así como una gran oportunidad para la intervención

El sentido del olfato está vinculado a diversas funciones cognitivas y emocionales. Aseguran las investigaciones que la respiración sirve como predictor de trastornos así como una gran oportunidad para la intervención.

En los últimos años, investigadores a lo largo del mundo aseguran que el olfato es un sentido directamente implicado en diversas funciones cognitivas y emocionales además de las físicas y biológicas ya conocidas.

La respiración oxigena y desintoxica el cuerpo-mente. Al respirar en forma nasal se regula la temperatura y humedad, además de evitar la entrada de patógenos. Nada de esto sucede en la inspiración bucal. Afirma Nazareth Castellanos que respirar en forma nasal o bucal tiene distintas implicancias. Siendo la nasal la respiración necesaria para una buena salud. La respiración oral, da cuenta de alguna disfunción o alteración que debe ser atendida. Sostener una respiración bucal es un síntoma, es importante averiguar el detonante para intervenir en forma adecuada.

Es bien importante prestar atención a la propia respiración. ¿Cómo respiramos? Además de dar cuenta cómo se oxigena nuestro cerebro, tiene impacto directo en la mente. Cada persona puede intervenir en su respiración para conseguir mayor bienestar y también para gestionar los diversos estados que podemos vivir a lo largo del día.

A nivel cognitivo, la respiración nasal apoya el aprendizaje, fortalece la memoria y la atención. Es sabido que para que exista aprendizaje se requiere atención y memoria. La zona cerebral más implicada en el proceso de la memoria es el hipocampo, que además es una zona cerebral muy influenciada por la respiración.

Si bien el bulbo olfativo -área cerebral destacada en la respiración- tiene pequeñas dimensiones, sus funciones son altamente relevantes. Tiene conexión directa con la amígdala, centro cerebral de las emociones. La función del bulbo olfativo con la amígdala es inhibitoria, es decir que contiene la actividad. Siendo también protectora, cuando recibimos un susto, se activa. Simplemente anticipando una situación de miedo o tenerlo, se agudiza el olfato. Los aromas ayudan a reconocer peligros. En forma contraria hay aromas que calman. Ya podrás imaginar que la aromaterapia será una forma de intervención para restablecer un buen estado y aún promover buena salud.

El bulbo olfativo, se ve afectado en la depresión y el estrés. Son diversas las experiencias que he tenido con pacientes, que logran gestionar la ansiedad y el estrés, a través de entrenar la respiración. Las alteraciones en la respiración dan cuenta de diversos trastornos. A modo de ejemplo, Castellanos afirma que en los inicios del Alzheimer la persona pierde olfato.

La respiración participa en las interrelaciones personales y ayuda al estrechamiento del vínculo. Tal es el motivo por el que el bebé a través del olfato reconoce el olor de su madre así como la leche de ella. Del mismo modo, los aromas del bebé son agradables a su madre, aún por ejemplo el de la traspiración. En la sexualidad, el olfato también juega un rol importante, siendo en este caso de tipo bucal.

La buena noticia es que ya el entrenamiento olfativo -reconociendo aromas- ayuda a la mejoría cognitiva. A través del entrenamiento respiratorio el cerebro se modela y se rejuvenece.

El entrenamiento en una buena respiración tiene implicancias fisiológicas. Por ejemplo, desintoxica el cuerpo, elimina tensiones, reduce el dolor. A nivel psicológico, permite gestionar cada emoción y por lo tanto impactar en el pensamiento y la conducta. Cada emoción tiene su propio patrón respiratorio. Por lo cual, a través de la autoobservación podremos entender qué nos está sucediendo. Así como también, a través de la respiración podemos provocar un estado deseado. La respiración ayuda a recobrar la calma, y hasta lograr paz.

La práctica de la atención plena, la meditación, la terapia integral que integra entrenamiento en hábitos, el yoga, el pilates y todas las disciplinas que se basan en la respiración, ayudan a la gestión de las emociones, las funciones cognitivas e impactan en el comportamiento.

Gracias a tantos investigadores que nos acercan estos valiosos conocimientos, podemos afirmar que reconocer, atender e intervenir en la respiración de uno mismo, permite ser protagonistas y lograr buena salud y bienestar.