Las implicancias cerebrales de sonreír y su incidencia en la salud y el desempeño

La ciencia ha demostrado que sonreír tiene implicancias cerebrales y físicas, además de las conocidas emocionales y sociales

La ciencia cada día tiene nuevas evidencias. Hemos venido comentando acerca de muchas de ellas en las diversas columnas, como ser sobre del circuito corazón-cerebro, el sistema digestivo y el cerebro, la respiración, entre otras. La investigación avanza cada día y nos comparte información que podemos utilizar para nuestro beneficio.

Cada vez es más consistente la propuesta de una medicina preventiva. La ciencia médica afirma que la sonrisa es terapéutica tanto para la salud física como la mental. Sonreír es un recurso que utilizamos médicos y psicólogos a nivel terapéutico.

No podemos separar el cuerpo de la mente ni del espíritu, ni la herencia del ambiente, así como tampoco la razón de la acción y la emoción. Todo está integrado y funciona como partes de un engranaje.

Cuando sonreímos los músculos que se activan, promueven la segregación de serotonina, adrenalina y endorfinas. Al suceder esto, el rostro y las expresiones activan circuitos cerebrales así como el corazón y otros músculos, el sistema endocrino e inmune y el cuerpo-mente en general.

Las investigaciones llevadas a cabo indican que tanto si sonreímos, ceñimos el entrecejo o esbozamos cualquier gesticulación con la cara , nuestro cerebro recibirá señales. Ante lo cual el cuerpo actuará en consecuencia. Cual sistema integrado, al recibir una orden desencadenada por el movimiento de los músculos de la cara, el cerebro segregará distintos tipos de hormonas, según corresponda. En el caso de la sonrisa generará relajación por lo que libera tensiones y contracturas, aportando bienestar.

Las sonrisas reducen los niveles de cortisol, la hormona del estrés, mejorando así el sistema inmune y previniendo afecciones. A su vez, incrementa la adrenalina que como resultado mejora el desempeño y la creatividad. Asimismo, aumenta la serotonina, disminuyendo la tristeza, lo que aporta a prevenir o combatir la depresión. Las endorfinas, las hormonas de la felicidad, aumentan y todo el organismo gana en bienestar.

Los dichos populares en ocasiones son sabios y uno de ellos dice: a mal tiempo buena cara. La propuesta es que aún ante situaciones no deseadas, podemos poner buena cara. Sonreír y obtener los grandes beneficios.

¿Qué obtenemos al sonreír diariamente?

  • Reducir el estrés y la ansiedad.
  • Combatir la depresión.
  • Disminuir la presión arterial.
  • Favorecer el sistema inmune.
  • Aumentar la plasticidad cerebral.
  • Aumentar la sensación de bienestar.
  • Disminuir la sensación de incomodidad.
  • Mejorar la salud del corazón.
  • Relajar la musculatura.
  • Mejorar la digestión y la absorción de nutrientes.
  • Favorecer la creatividad.
  • Aumentar la productividad.
  • Aumentar la felicidad.

La sonrisa es contagiosa. Basta con ver a alguien sonreír para beneficiarnos debido a que inevitablemente sonreiremos también. Sonreír tiene implicancias sociales: las personas respondemos positivamente a las sonrisas. Nos acercamos a aquellos que las esbozan. Tan solo ver una fotografía o una película de personas que sonríen, tiene efectos positivos en el cerebro de quien observa.

A nivel práctico, podemos adquirir el hábito de sonreírnos a nosotros y sonreír a los demás. Ante un saludo, al cruzarnos con alguien, al mirarnos al espejo. Incluso, ante un problema o una situación no deseada, podemos sonreír aunque lo sintamos disonante. Esto nos ayudará a mejorar nuestro estado emocional y adquirir nuevas perspectivas. No cambiará la situación pero si lo hará nuestra percepción. Con lo cual, la realidad cambia.

La propuesta es que utilicemos la sonrisa para ganar salud y felicidad. Así aportarnos a uno mismo y nuestro entorno.