¿Qué podemos hacer con nuestra microbiota para estar saludables?

Las investigaciones revelan la incidencia de la microbiota en diversas enfermedades y disfunciones. A la vez que proporciona tips para contribuir a su equilibrio

La microbiota es el conjunto de millones de microorganismos que viven en simbiosis en cada uno de nosotros. Son bacterias que se alojan mayoritariamente en el tracto digestivo. Cuando nuestra microbiota es normal y está en buen quilibro se le denomina eubiosis.

La relación del sistema nervioso con el intestino es bidireccional, por eso se habla de eje intestino-cerebro. El cual se comunica a nivel endócrino, inmunológico y neural. El nervio vago es una especie de carretera que conecta el intestino con el cerebro. Da cuenta de esta comunicación bidireccional el hambre y la saciedad, ante lo cual nuestro organismo reacciona.

La microbiota cambia a lo largo de la vida y también durante diversos 'momentos' o circunstancias. Difiere según el órgano en que se encuentra, dentro del tracto digestivo.

Dada la unicidad mente-cuerpo, la microbiota se ve influida por nuestros hábitos: alimentación, sueño, ejercicio, consumo de antibióticos, sustancias, entre otras. También influyen las condiciones del medio, así como las relaciones con otros y uno mismo. Dada la unicidad mente-cuerpo, pensamientos y emociones, desempeñan un papel importante.

Existen evidencias que la disbiosis -alteraciones en la diversidad o equilibrio de la microbiota- está implicada en: la ansiedad, el estrés, la depresión y hasta disfunciones en la memoria. Hace parte en el colon irritable, el autismo, el Alzheimer y el Parkinson. Así como también está presente en otras enfermedades crónicas y degenerativas. Enfermedades digestivas, alteraciones en la permeabilidad intestinal y neuroinflamación, son también consecuencias del desequilibrio de la flora intestinal (microbiota).

Está demostrado que el sedentarismo favorece la disbiosis. Diversos estudios dan cuenta que hacer ejercicio moderado por al menos 120 minutos por semana, al menos tres veces a la semana, reduce el riesgo de enfermedades crónicas. El ejercicio tiene un efecto directo en la salud intestinal.

Gómez-Eguílaz, Ramón-Trapero, Pérez Martínez y Platero, llevaron adelante un estudio con interesantes revelaciones en pacientes con epilepsia. Durante tres meses le administraron probióticos (para enriquecer y equilibrar la flora intestinal). El tratamiento redujo en un 50% o más, las crisis que sufrían los participantes.

Antes del diagnóstico de las enfermedades asociadas a la disbiosis, aparecen síntomas. Nuestro cuerpo nos da avisos que algo no está funcionando en forma equilibrada y adecuada en nuestro eje intestino-cerebro. Estos síntomas suelen ser en ocasiones inespecíficos y todavía no conforman la enfermedad. ¿Qué síntomas debemos atender? Hinchazón, distensión abdominal, exceso de gases, cansancio, falta de energía, problemas de piel, alergias, falta de claridad, dolores en articulaciones, alteraciones en la evacuación, entre otros.

¿Qué hacer para contribuir a nuestra salud intestinal? Te comparto 7 TIPS:

  • Alimentación saludable
  • Ejercicio diario moderado
  • Sueño suficiente y de calidad
  • Control del estrés
  • Gestión emocional
  • Relaciones saludables
  • Ante la prescripción de antibiótico, pedir al profesional tratante probióticos.