La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud mental como 'un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad'.
Liderar por sobre todas las cosas implica gestionar personas. Cada uno de ellos, tienen su propia vida, historia, características. Una forma particular de comprender, sentir y actuar. Y cada uno diferente del otro, cada uno con sus fortalezas y necesidades de mejora.
Un líder primero que todo es una persona, que también tiene sus propias creencias, emociones, necesidades, sueños y tantas otras cosas. Vive una vida que va más allá de la empresa. Pasan muchas cosas antes, durante y después de llegar a la oficina. Además de liderar que de por sí, implica muchas responsabilidades.
Si quienes hacen parte de su equipo no tienen claro esto, es muy probable que la pasen terrible ante los cambios naturales en las emociones del jefe o líder. Habrá días en que ese referente podrá hablar con tranquilidad y días que no. Días que tendrá buena cara y días que no tanto. Simplemente hasta le puede doler la cabeza. Por eso es bien importante tener claro: ¿qué es mío, qué es del otro?
¿Qué sucede cuando el jefe o líder está atravesando por algún desequilibrio en su salud mental? En esos casos, esa persona que tiene poder afectará inevitablemente a las personas de su entorno. Pero no acaba ahí. Las personas que son 'contagiadas' emocionalmente en forma negativa, la pasan mal y en lo que compete a la empresa, también descienden su desempeño.
La salud mental atraviesa la vida. Y existen momentos en la vida en que se podrá estar en óptima salud, tener bienestar e impactar muy positivamente en uno mismo y en el entorno. En el lado opuesto, una persona sin salud mental quedará inhabilitada finalmente en la vida. Y entre ambos polos, muchos grises.
Es demasiado habitual encontrarnos con personas en puestos de responsabilidad con estados de ansiedad, estrés, angustia, depresión, baja autoestima, mala gestión emocional y muchos etcéteras. Recordemos que las emociones se contagian y debido a que somos seres emocionales, cada aspecto de nuestra salud que se altera, se expresa en emociones. Esas emociones irán acompañadas por pensamientos y acciones.
Atender la salud mental es tan necesario como cuidar la salud física. Prevenir en lugar de curar es el objetivo.
¿Cómo prevenir en salud mental?
- El primer paso es observarnos y estar atentos al entorno. ¿qué nos devuelven los otros, qué feedback nos dan?
- Reflexionar en uno mismo, es un don que ¡debemos usar más!
- Vivir en un proceso de autoconocimiento y contacto con nuestro interior
- Gestionar las propias emociones
- Gestionar la propia mente
- Ser agradecido
- Ser empático
- Alimentar las buenas relaciones
- Cuidar la salud física con hábitos saludables
- Soñar y tener objetivos
- Vivir los propios valores
- Ser gentiles
- Tener esperanza
- Ampliar la propia consciencia
¿Y qué pasa cuando nuestra salud mental ya está afectada? En la vida suceden acontecimientos, algunos que dependen de uno mismo y otros que no. Podemos estar viviendo un duelo, una separación, diversos conflictos, entre tantas cosas. Lo esencial es tener la capacidad para reconocerlo o poder escuchar a los demás y pedir ayuda a tiempo. Ayuda en esas personas que nos quieren bien y son saludables. Ayuda de profesionales. ¡Cuanto antes más fácil!
Cada desequilibrio en el propio bienestar es una oportunidad para crecer y aprender. El cambio está activo minuto a minuto en nuestro cuerpo-mente. Cambiamos simplemente porque vivimos y crecemos o porque aplicamos voluntad. Podemos cambiar lo que sea que estamos viviendo. Así caminar hacia una mejor versión de uno mismo e impactar saludablemente en quienes nos rodean.