Dice Bob Chapman, ex CEO de Best Buy: “Mi experiencia de las últimas décadas, incluido mi tiempo liderando el resurgimiento de Best Buy, me ha convencido que el negocio consiste en perseguir un noble propósito y poner a los empleados y las relaciones humanas en el centro de cómo opera un negocio”.
Personas, equipos y organizaciones con propósito saben hacia dónde van. Conocen su para qué y su misión es clara. Es a partir de allí que definen estrategias, objetivos y planes. Son congruentes y viven sus valores en su práctica diaria. Tienen una especie de faro que los orienta en la toma de decisiones.
Organizaciones con propósito son lideradas por personas con propósitos que colocan a las personas en el centro. Lograrlo implica trabajar en uno mismo. Una y cada vez que una persona se mira hacia adentro y busca las respuestas accionando, se transforma. Y encuentra esas respuestas, que le permiten ser quién verdaderamente está destinado a ser. Así despliega su potencial y es feliz.
El propósito es eso que nos permite estar cada vez más cerca del codiciado equilibrio y avanzar en un continuo desarrollo. Es como esa chispa encendida en tus ojos que tenías cuando eras un niño. Cuando te emocionabas y reías con solo estar con un amigo, inventando o jugando con un juguete, recibiendo una caricia o un regalo. Cuando contabas los días entre tu cumpleaños, papá Noel, los reyes magos, el conejo de pascuas y alguna fecha más que te hacia vibrar. Y en ese momento el propósito era ser feliz, disfrutar, estar seguros y amados. Hoy el propósito responde al para qué estas en esta vida, para qué sos quien sos en tus diversos roles y funciones.
El propósito se activa en relación con otros y la neurociencia nos provee información al respecto.
¿Cómo facilitar esta activación?
Propósito y valores están estrechamente vinculados. Mientras el primero es una definición, los valores son la forma de vivirla y tienen que ver con el cómo. Ese mismo proceso de descubrimiento del propósito, nos permite descubrir nuestros valores y activar todo lo necesario para vivirlos al 1000%.
El propósito nos permite hacer y ser lo que amamos, como decía Steve Jobs. Es como vivir jugando, el tiempo pasa sin darnos cuenta, no hay sacricio sino plenitud. El sentido de autorrealización está presente y aumenta el bienestar y la salud.
¿Podemos vivir sin propósito? Sí, podemos. Sin embargo es como ir apagando poco a poco esa luz que está para ser encendida y no solo para brillar en sí misma, también para iluminar y hacer brillar alrededor.
¿Qué tal levantarte cada día con una nueva ilusión de acercarte cada vez más hacia tu mejor versión? ¿Qué tal comenzar cada uno de tus días con la convicción que lo estás gastando a pleno? ¿Qué tal comenzar cada uno de tus días para ser feliz?
Organizaciones y personas con propósito son más productivas, más flexibles y adaptables. Aumentan la calidad de lo que ofrecen. Tienen resultados extraordinarios, son más rentables. Las personas dan lo mejor de sí y aumenta cada día el engagement. Personas, equipos, organizaciones, marcas y proyectos con propósito: inspiran, crean y aportan valor real.
Una noticia genial es que el propio proceso de descubrir tu propósito es absolutamente empoderador y además, una vez que lo tenés, no se cambia. Cambiarán las estrategias, los objetivos, los planes y las acciones. Mientras tanto, vos con tu propósito te fortaleces, te nutrís y cada vez tomas más fuerza, consolidando ese, tu verdadero sentido.
Se trata de una elección y decisión que, una vez más, requiere de voluntad y por sobre todo, involucramiento. El retorno es más que asegurado y desborda las estadísticas. Empresas con propósito tienen resultados extraordinarios. Equipos con propósito inspiran, personas con propósito promueven trascendencia.
Liderarte y liderar con propósito implica estar como personas en el centro, ser osado, valiente y un incansable viajero.