¿Alguna vez te pasó de hacer un planteo, que desde tu perspectiva era muy positivo, y te salió el tiro por la culata?; ¿O que querías trasmitirle algo positivo a tu hijo y la cuestión terminó en un estallido?; ¿Le diste un mensaje a tu colaborador y se lo tomó a mal?; ¿o tu jefe ni escuchó esa idea que le planteaste?; ¿eso que te estabas diciendo, te complicó lograr lo que querías? A mí me pasó de todos esto y también de lo contrario, es decir, que la comunicación y todo el resto fluyera maravillosamente. Lo que sucede es que la comunicación es un reto diario y si conocemos con claridad los factores implicados, nos impulsará.
Nuestro cerebro está programado para muchas cosas y entre ellas para comunicarnos. Estructural y funcionalmente tenemos todo para que nuestra comunicación sea excelente. Son muchos los aspectos que confluyen y se activan automáticamente para que suceda esta maravillosa capacidad.
Como en tantas cosas requiere de nuestra intervención para que, a partir de eso que está
diseñado, activemos los resultados que queremos y necesitamos.
La comunicación es una herramienta primordial para sobrevivir. Es en la interacción con los otros y con uno mismo como sucede y nos permite crecer, desarrollarnos, estar sanos y felices. En definitiva, avanzar -si queremos- en cualquier orden de la vida.
La comunicación se extiende más allá de los otros, y tiene que ver con uno mismo, con la consciencia de que somos parte y que nuestro diálogo interno decreta salud o enfermedad, felicidad o infelicidad, éxito o lo contrario
La comunicación es tan abarcativa que implica los inseparables binomios de lo físico y lo mental, así como los pensamientos y emociones, entre otras cosas.
Mucho se habla de los componentes de la comunicación: verbal, no verbal, las palabras, el mensaje, el mensajero, el receptor y cada uno de ellos es relevante. Son un arte en sí mismo que requiere la intervención de un artista y un creativo que sos vos: como líder, padre, amigo, educador, hijo...
Siendo el punto de partida uno mismo, la propuesta es que nos observemos como protagonistas activos; para generar mayor autoconocimiento y desde allí tomar decisiones que nos permitan comunicarnos cada vez mejor, en un momento y personas específicas. Te propongo “aprender” ese estilo que, contemplando tus propias características personales, te encamine a los resultados que aspiras.
El autoconocimiento en este sentido tiene que ver con entender los sesgos perceptivos que se juegan a nivel general y los tuyos en particular.
Algunas preguntas clave: ¿Cuál es tu estilo de respuesta? ¿Cómo son los resultados de tu comunicación? ¿Qué cosas se activan cuando hablas con otro? ¿Cómo es la conversación contigo mismo? ¿Salud y estrés, cómo se relacionan en tu propia comunicación? ¿Qué podés hacer al respecto?
La comunicación se vincula con: atención y percepción, memorias, inteligencia emocional, creatividad, libertad, resiliencia, empatía, productividad... y también con el silencio. El buen uso del silencio es un regalo maravilloso que podemos aprender. Nietzsche decía que “el camino a todas las grandes cosas, pasa por el silencio”.
La comunicación efectiva es condición para conseguir buenas interrelaciones con los otros y nosotros. A través de la comunicación logramos crear espacios debido a que es activa y generativa. Tiene que ver con identidad, sentido, compromiso, oportunidades e involucra el pasado y el presente, así como orienta en la construcción del futuro.
Avanzando en esto de comunicarnos en forma más efectiva para generar espacios de encuentro, cuando salimos de nuestra mente y nuestros impulsos, podemos escuchar al otro y “entenderlo” para comprender. Más allá de uno mismo, existen diversas posiciones que podemos activar para ir más allá todavía. Son posiciones que tienen que ver con el otro, con la posibilidad de observar desde “afuera” e integrar el sistema.
Decíamos que los pensamientos y las emociones son inseparables, pero ¿comunicarnos a través de nuestra mente o nuestro corazón? Esta es una elección que depende de cada uno. Las consecuencias de esta decisión determinarán el resultado.
Las palabras no son inocentes, evidencian lo que creemos y quienes somos.
Al inicio mencionaba que nuestra biología está dotada de lo necesario para que nuestra comunicación sea al 100% efectiva y sin embargo, nuestra comunicación tiene oportunidades de mejora.
Así que la biología no es suficiente: requiere de nuestra intervención. Por esto te invito a sumarte a la conferencia Comunicación y Coaching que estaré brindando online. ¡Te espero el 2 de setiembre!