Somos seres integrales y sistémicos. Lo cual implica que todo tiene que ver con todo. Nuestros sistemas del cuerpo están íntimamente relacionados, son interdependientes. Lo mismo sucede con la mente y con la relación mente-cuerpo. Nada trabaja en solitario y los impactos en una pequeña parte del sistema, alcanza el todo. Así funciona nuestro sistema hacia adentro del mismo y hacia el afuera. El entorno influye en cada sistema. Entre el entorno y la carga genética, se transforma nuestro fenotipo. Ya lo hemos mencionado en artículos anteriores, nuestras experiencias reales o imaginarias, transforman el propio ADN. Cada persona tiene su estilo de afrontamiento -capacidad para desplegar estrategias cognitivas, emocionales, conductuales para resolver las demandas internas o externas-. En ocasiones esta capacidad de afrontamiento se ve desbordada y es posible que creamos que no podemos transitar el proceso con resolución exitosa. Incluso, podríamos creer que no tenemos la capacidad, la motivación o las herramientas suficientes. ¿Quién no ha sentido alguna vez, que no puede con esto o aquello? Es parte de la vida. Interesante tener en cuenta que somos seres con grandes capacidades, que podremos transitar estados de fragilidad. Considerar estados de instabilidad en lugar de ser debilitarnos, nos coloca en un lugar de mayores posibilidades. Para lograr bienestar, que en definitiva es calidad de vida, existe una clave que hace la diferencia: aprender. ¿Para qué es importante aprender? Dicen que los seres humanos somos los únicos que tropezamos con la misma piedra. Si bien es un dicho popular y vaya a saber de dónde surge, cada uno en la propia vida damos cuenta de ello. ¿Qué nos sucede? Sencillamente que no aprendimos y entonces, repetimos una y otra vez. Si aprendemos, podremos elegir no repetir. ¿Qué podemos hacer para aprender? Lo primero es hacernos parte, involucrarnos en la situación y observar. Mirarnos para adentro aún más que al afuera. Entender-nos: qué pensamos, sentimos y cómo actuamos. Comprender qué motiva ese comportamiento, esa cognición y esa emoción. Ser protagonistas requiere un locus de control interno -atribuir a uno mismo la capacidad de resolver e ir por lo que nos es valioso-. Es una estrategia para salir de la víctima pasiva, que aporta estrés al sistema. La víctima tiene un locus de control externo, es el entorno quien le hace. Sencillamente se minimiza y coloca el poder en el afuera. Desde la psicología sabemos que es la autoconsciencia lo que nos permite hacernos cargo. Al hacernos cargos podremos elegir y cambiar lo que sea. Es necesario definir qué es importante para uno y qué queremos positiva y específicamente, alcanzar. Digamos qué, cómo y cuándo. Se trate de un cambio, un estado, una cosa, una relación…, lo que sea. Es observar cada situación desde una mirada compasiva con uno mismo y los demás. Cabe hacer un paréntesis para recordar que juzgamos a los demás por lo que hacen y a nosotros mismos por las intenciones. Lo cual a priori, pareciera que nos deja bien parados, pero, en realidad nos aporta mayor vulnerabilidad. La postura crítica destructiva lo único que aporta es sufrimiento. Y es el que critica el más afectado. Todo el sistema se altera y se estresa: lo físico, lo emocional y lo cognitivo. Cuando el sistema se estresa, aparecen los trastornos, las disfunciones y las enfermedades en el cuerpo-mente, en las relaciones. Estos procesos se ven más alterados con los malos hábitos que tienden a acompañarlos y el combo está completo. Tenemos una bomba de tiempo que puede explotar aquí y ahora o en el futuro, cercano o lejano. El entorno también será afectado y serán los más queridos y cercanos, los más intoxicados. ¿Cómo el aprendizaje transforma este proceso y lo empodera? Cuando aplicamos reflexión y paulatinamente aumentamos la propia consciencia, nos responsabilizamos. Al hacerlo tendremos la capacidad de elegir. Con mayor consciencia, responsabilidad y eligiendo, activamos el circuito de la motivación-recompensa. Desde ese lugar, la calidad de vida mejora. El cuerpo-mente se beneficia de hormonas del bienestar y nos empoderamos. Todo lo cual, nos aporta también libertad. A días de terminar un año, podremos elegir celebrarlo desde el aprendizaje. Pasaron muchas cosas, algunas nos aportaron bienestar y felicidad, por lo tanto, salud. Otras, nos afectaron y hasta nos golpearon, más o menos fuerte, por lo que nos sentimos tristes y hasta agobiados. Es un buen momento para repasar el año con una mirada reflexiva, con una postura de aprendizaje. ¡Siempre se puede aprender! Luego elegimos si reforzar o eliminar y transformar-nos. Transitar ese viaje de memorias aprendiendo, también nos empodera porque creceremos. Es un proceso constante y continuo. Con más consciencia, es posible soñar el nuevo año siendo protagonista de la propia vida. Cada vez con más certeza que hay cosas que son propias y otras que no, cosas que dependen de uno y otras que no. Con la mayor claridad cada vez, aplicando esfuerzo y disciplina, tu cuerpo, tu mente y tu espíritu, se dirigirán hacia lo que definiste importante para ti. Y pareciera que aparece la magia. Es que hacemos que suceda. Si en algún momento o situación sentís que no podes, pedí ayuda y cuanto antes, mejor. Que el nuevo año sea de aprendizaje continuo y crecimiento constante para avanzar en tu propio bienestar mente-cuerpo e impactar positivamente en tu vida deseada y tu entorno. Transitarlo con consciencia, responsabilidad y compromiso, te abre las puertas a ser tú en esencia, lo cual desde el inicio del proceso aumenta tu bienestar, paz y felicidad. La mejor manera es probarlo.
¿Cómo mantener la salud de nuestro cerebro?
Una investigación del Barcelona Brain Health Initiative (BBHI) nos acerca interesantes evidencias sobre la salud cerebral. El Dr. Alvaro Pascual-Leone, catedrático del Harvard Medical School, dirige la investigación destinada a responder: ¿cómo mantener la salud de nuestro cerebro? El estudio comenzó en 2017 recopilando datos personales de los participantes sobre hábitos de vida, información médica, ejercicio físico, dieta, hábitos de sueño, inter relaciones, entrenamiento cognitivo y plan vital. Son más de 5700 voluntarios los que participan y 1000 de ellos en 2021 iniciaron un plan de intervención personalizado. En el estudio hacen referencia a 3 dimensiones: Propósito – tiene que ver con metas y aspiraciones Sentido de coherencia – la forma de entender la propia vida y el mundo Compromiso – el sentido de valor a la propia vida Entre los hallazgos se destaca que tener un proyecto de vida, propósitos y objetivos significativos aportan salud cerebral y mejor desempeño cognitivo. Es decir que las personas con un proyecto vital son más sanas. Proyecto que podrá ir transformándose a lo largo de vida, según los intereses, las circunstancias y hasta la edad. Lo importante es poseer un proyecto vital. ¡La razón por la que cada mañana nos levantamos! Para que dicho proyecto vital tenga la cualidad de aportar salud, no debe estar centrado en uno mismo. Es importante que exista impacto positivo en otras personas. ¡Se trata de transcender a uno mismo! Tener un proyecto de vida además aporta ilusión. Esa capacidad humana de ilusionarnos, impacta positivamente en nuestra mente-cuerpo. Al ilusionarnos con un sueño o una meta, se producen cambios en el cerebro. El mismo genera dopamina, que es el neurotransmisor especialmente involucrado en la motivación y la recompensa. Está demostrado que la cantidad de dopamina en el organismo influye en las expectativas de ser feliz. Diversos estudios lo afirman, al aumentar la dopamina, aumentan las expectativas de la propia felicidad. ¡Aún más! No solamente consumar un sueño tienen estas bondades para el propio cerebro, salud integral y bienestar. La ilusión y el imaginar el logro del sueño, así como transitar el proceso para alcanzarlo, aumenta la felicidad. Al imaginar la recompensa, nuestro cerebro genera dopamina lo cual fortalece la motivación. Al ilusionarnos además, transformamos células madre en neuronas y por lo tanto aumenta la riqueza y las conexiones cerebrales. Es así como debido a la neuroplasticidad, se producen cambios reales en la estructura y función del cerebro. Cambiamos y transformamos el propio cerebro e impactamos en el resto del organismo. De la investigación del BBHI se desprenden 5 recomendaciones en relación al proyecto vital: Poner foco en objetivos significativos basados en valores Actitud positiva y coherente Conocer las propias habilidades, cultivarlas y utilizarlas Conocer y aceptar las propias limitaciones Orientarse en la satisfacción propia en lugar del reconocimiento externo En cada etapa de la vida y ante cualquier circunstancia podemos transformar y transformarnos. Esta es una capacidad que poseemos todos los seres humanos. Un cerebro ilusionado, es un cerebro sano.
La esperanza y su relación con la alegría y la salud física y mental
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Favorece la alegría y el bienestar. Tiene implicancias directas en la salud física y mental así como en el rendimiento. Tanto si tenemos la predisposición a ella como si no, es posible desarrollarla y aprenderla.\n\n¿Para qué desarrollar la esperanza? La respuesta es tan sencilla como poderosa, y viene de la mano de evidencias que derivan de diversas investigaciones. Las mismas aseguran que la esperanza se relaciona con salud y bienestar psicológico. La esperanza es importante tanto para los buenos momentos como para aquellos que consideramos difíciles. La esperanza favorece la ilusión, la alegría y la motivación. Provee energía y confianza tanto en las propias capacidades como en el futuro. La esperanza en el futuro nos proporciona calidad de vida en el presente.\n\nDufault y Martocchio hacen referencia a tres dimensiones contenidas en la esperanza:\n \n \t la dimensión cognitivo-temporal, que tiene que ver con la evaluación de los resultados realistas y desafiantes. \n \t la dimensión afectiva-conductual, que hace referencia a la confianza en uno mismo para ir por lo que se aspira. \n \t la dimensión afiliativa-contextual que incorpora tanto aspectos relacionales con uno mismo como con los demás, así como el aspecto espiritual. \n \nLa evidencia científica indica que la esperanza se relaciona con la autoeficacia, la autoestima positiva y estrategias de afrontamiento efectivas. En este sentido, personas con enfermedades en general y también terminales, logran mayores beneficios por el hecho de tener esperanza. Se involucran en sus tratamientos con mayor optimismo y resultados. La esperanza los impulsa y cuando se agrega el condimento espiritual, -sea la fe y/o las creencias en alguien/algo más allá- los pronósticos son aún mejores. La esperanza invita a establecer hábitos saludables aunque impliquen esfuerzo.\n\nLas investigaciones también concluyen que las personas con esperanza tienen mejor desempeño laboral y académico. Y aún hay más, las personas con esperanza tienen mejores relaciones interpersonales tanto a nivel de pareja, amigos, familia y relaciones sociales en general.\n\nLas personas con altos niveles de esperanza diseñan metas y confían que las lograrán, tienen creencias positivas de sí mismos y de su capacidad tanto para ir por lo que quieren como para sortear obstáculos y ser exitosos. Serán capaces de buscar caminos alternativos y nuevas opciones. Logran comprometerse, responsabilizarse e involucrarse activamente.\n\nDebido a que la esperanza provee de una visión de futuro positiva y serena, es un antídoto contra el estrés y también contra la depresión. De hecho una característica de la depresión y un indicador de la misma, es la desesperanza. ¿Qué es la desesperanza? La desesperanza implica un estado de pesimismo con pensamientos negativos asociados y un sin sentido que genera indefensión y desaliento.\n\n¿Cómo fortalecer la esperanza? ¡Soñando! Soñar en grande es una buena y efectiva forma para desarrollarla. Es importante utilizar la imaginación para proyectarnos viviendo ese sueño e involucrarnos activamente en el logro del mismo. Quizá no tengamos claro aún cómo alcanzarlo pero sí podemos escribirlo como un cuento y detallar qué exactamente estaremos haciendo. En los sueños todo es posible así que, las limitaciones no existen y los imposibles tampoco. Aún cuando ni la certeza, ni la convicción están presentes, podemos hacer ‘como sí’…\n\nIdentificar con qué recursos contamos para lograrlo y en aquellos casos que los recursos no estén todavía, vayamos por ellos. Podemos desarrollarlos y también pedir ayuda. Sea lo que sea, habrá personas a nuestro alrededor que nos quieren y nos valoran, que nos pueden ayudar. Es clave activar nuestra red de contactos. Recordemos siempre que somos personas con recursos, que podemos tener estados de no recurso, lo cual es transitorio. Mientras seguimos soñando y registrando nuestro sueño, pensando en nuestros recursos y opciones, agreguemos eso que al estar viviéndolo, sentimos. ¿Qué emociones nos generamos? Y en ese momento dedícale tiempo a responder una gran pregunta: cuando lo logres, ¿qué te aportara?\n\nLa esperanza se forja desde adentro y por eso es importante la inversión de tiempo en uno mismo, en el autoconocimiento y desarrollo propio. Aún si sos de esas personas con esperanza, sirve seguir estimulándola. La esperanza es un factor protector y predictor de éxito, bienestar y salud. Y en caso que no tengas la suficiente esperanza, tené presente que la misma te ayudará a salir de situaciones de tristeza, ansiedad y aún desesperación.\n\nTenemos altas capacidades, es importante confiar en nuestra posibilidad de transformar. Diversos programas se han desarrollado para elevar la esperanza, en distintos ámbitos, por citar algunos: la medicina para apoyar tratamientos, la educación para garantizar éxito académico y la psicología para generar bienestar. Cada uno de nosotros podemos con decisión y mayor o menor esfuerzo, aumentarla. 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¿Es real lo que damos por hecho?
Descubre cómo el coaching ejecutivo puede transformar la realidad de los líderes, permitiéndoles posicionarse como referentes y lograr resultados extraordinarios. Explora los fundamentos científicos que respaldan este cambio y cómo nuestras percepciones moldean nuestra realidad. Aprende a cuestionar tus creencias y ampliar tu perspectiva para generar un impacto positivo en tu liderazgo y en tu entorno.
Etiquetas separadas por coma: coaching ejecutivo, transformación personal, liderazgo efectivo, cambio de actitud, resultados extraordinarios, neurociencia cognitiva, realidad y percepción, ampliar perspectivas, desarrollo de líderes.
¿Cómo actúa el coaching?
Personas, equipos y organizaciones se benefician al diseñar la estrategia para conquistar lo que aspiran. Asociarse al logro y emprender etapas concretas, son necesarias para asegurar el éxito. Pocos días después de finalizar un proceso de coaching en una empresa recibí un mail de su gerenta de Producción: “Este proceso y acompañamiento superó ampliamente mis expectativas”. Al principio me sentí con dudas y con miedo de no poder lograrlo porque realmente sentí que era un objetivo muy desafiante. Semana a semana los avances fueron literalmente explotándome en la cara, eso me dio mucha energía y optimismo además de la posibilidad de acelerar este cambio en mí y en el equipo de planta. Hoy me siento muy tranquila y segura, con herramientas que puedo aplicar y con la confianza de haber tenido ya muchas experiencias de éxito. Ahora sé que los nuevos desafíos que me plantee o se presenten los voy a poder lograr de una mejor forma para mí y mi equipo. De todas las situaciones buscaré siempre la oportunidad de mejorar y continuar avanzando”. Te preguntarás si como éste, todos los procesos de coaching generan alto impacto y la respuesta es sí. De todas maneras un proceso de coaching profesional ejecutivo o de equipos, augura el logro de los resultados deseados, alto impacto y retorno. Desde la primera sesión comienzan los cambios que son evidentes para quien participa y para el entorno. ¿Qué es Coaching? Algunos dicen que es igual o parecido a la terapia, otros dicen que tiene que ver con consultoría, asesoría o capacitación y algunos llevan adelante la práctica poniendo el nombre de coaching a algo que nada tiene que ver con esta disciplina. Para aclarar esta cuestión te comparto las generalidades de un proceso que en sus bases metodológicas contiene la teoría sistémica, la psicología positiva, psicología humanista, cognitiva y constructivista, la psico neurolingüística, los estudios integrales y la neurociencias que gracias al desarrollo tecnológico nos aporta conocimiento real del funcionamiento de nuestro cerebro. Nuestro modelo es un esquema integrado de diversos modelos como el coaching co activo, el ontológico, el basado en evidencias, el modelo del juego interior y el conductual. Integra lo mejor de cada uno de estos modelos y organiza una metodología propia y pragmática que genera resultados. Quizá tenés un concepto de lo que puede darte el coaching y sepas cuando es indicado. Y lo es para desarrollar ejecutivos y que éstos desarrollen a sus colaboradores, para transformar un grupo en equipo, para desarrollar personas, trabajar mejor, tomar decisiones, desarrollar liderazgo auténtico, lograr objetivos, alinear a la estrategia, promover cambios y todo lo que implique desarrollo eciente y efectivo de personas, equipos y organizaciones. Existen diversas escuelas de coaching que tiene cada una sus bases y su forma de llevar adelante un proceso. ¿Cómo elegir entonces? Te recomiendo que lo hagas a partir de los resultados que en un país como Uruguay, donde las líneas de contactos son cercanas, es fácil acceder a los mismos. El coaching profesional fomenta mayores y mejores desempeños, maximiza rendimiento, genera mayor eficiencia, implica desarrollo personal, desarrollo de tus talentos e implica actuar según tus propósitos. Es una forma de encaminarte a ser la mejor versión de ti mismo como persona, equipo y organización. Cada proceso inicia estableciendo el qué. Comenzamos a gestar una relación de confianza que nos permitirá avanzar. Una vez que conocemos el estado actual, a través de diversas herramientas nos abocamos a definir el objetivo, que de acuerdo a nuestra experiencia, metodología e investigaciones, quedará establecido una vez que cumpla estrictamente con las siguientes características: sea positivo, operacionalizable, específico, realizable y desafiante, fraccionable y medible, con un tiempo y una evidencia de logro, en la propia área de influencia y con un impacto positivo tanto para la persona como para el entorno. Sigue el para qué, a través de lo que se establecen los valores, que asociados al objetivo constituyen en sí mismos la garantía de éxito. Quizá estarás imaginando que los valores se relacionan con sentido y propósito, ¡estás en lo cierto! Sesión a sesión y a través de la acción se generan aprendizajes que serán valiosos tanto para el objetivo del proceso como para otras áreas y aspectos de la persona o equipo participante. En cada proceso nos orientamos desde el presente al futuro, recurriendo al pasado a rescatar aprendizajes y recursos. Paralelamente examinamos las creencias que pueden ser el mayor obstáculo cuando son limitadoras y las cambiamos. Implicará trabajar hábitos y diseñar estrategias. Las creencias potenciadoras se establecerán como nuevos recursos y las reforzaremos. En cada sesión se definen acciones y se generan aprendizajes que imponen mayor autoconocimiento, aparecen los famosos insights y la cada vez mayor conciencia; aumentan el compromiso. El empoderamiento está activado y junto con el mismo la responsabilidad que genera mayor libertad. El coaching promueve opciones y flexibilidad tanto para encontrar nuevos caminos, como alternativos, incrementando la creatividad y la innovación. Produce un cambio emocional y cognitivo de estructuras profundas en cada persona que participa. Finaliza el proceso cuando está diseñado en detalle y escrito el “Plan de Acción” que paso a paso, etapa por etapa establece la estrategia, con tiempos, lugares, medidas y evidencias de logro. Es una práctica potente y no en vano es unánime escuchar a todos los que transitamos por estos procesos que imponen “un antes y un después” a nivel personal, laboral y profesional. ¡Entramos en un círculo virtuoso! Artículo en El Observador