Estoy en Brasil, en un hermoso lugar lleno de sol, frutas, morros y playas! Me invitaron a conversar con ejecutivos sobre los Recursos Humanos Estratégicos, con el fin de compartir prácticas que inspiren a transformar. Y comenzando a preparar esta capacitación, agradezco a la ICC, a Joseph O´Connor y Andrea Lages, por enseñarme una herramienta tan poderosa para apoyar los cambios que las personas, los equipos y las organizaciones aspiran. Gracias también a cada uno de mis clientes, personas y organizaciones, que me enseñan constantemente y son fuente de inspiración y desarrollo. El área de recursos humanos avanza en un proceso de transformación desde que en sus inicios se constituyera como área de personal donde las tareas se concentraban en temas de administración. Desde una era industrial donde se requería el mando y control, con organización vertical y una dirección centrada en el control de tareas claras y sincronizadas. A la dirección de personas, orientada en resultados, con un liderazgo participativo caracterizado por el empowerment, donde las estructuras son más horizontales, con un claro enfoque en el talento y el desarrollo, donde se requiere delegación y responsabilidad. En esta actualidad se necesitan espacios colaborativos de compromiso compartido donde el trabajo en equipo es otra de las claves. La flexibilidad, empatía, negociación y en definitiva una orientación a las relaciones, concentrándose en la valorada inteligencia emocional, es lo que destaca. Es así que es considerado líder, quien cuida de las personas, da valor a las relaciones, destina tiempo a sus colaboradores, y además de ocuparse de dar resultados, logra articular los intereses y motivaciones de las personas y la organización. Con interés honesto, congruente y sincero, se involucra desde su ser, apoya el despliegue del talento, influye positivamente, promueve cambios y por sobre todo, sustenta en valores sus prácticas, procesos y relaciones. En este rol Recursos Humanos como elemento clave y estratégico en las organizaciones, agrega funciones centrales que van mucho más allá de la administración de personal. En la actualidad es un elemento crítico para generar competitividad y añadir valor. En procesos de cambios continuos, la innovación y la anticipación son claves, siendo las personas el centro de las organizaciones que avanzan y que por tanto son exitosas y permanecen. El cambio caracteriza nuestro mundo actual. La tecnología, nuevos intereses, la valentía de vivir los valores, la alta velocidad de los negocios y de las carreras profesionales, entre otros aspectos, ofrecen constantes desafíos a las personas y a las empresas. La tecnología nos proporciona grandes ventajas en relación a la interacción digital, a la reducción de tiempos, alcance in time de la información, y a la vez, nos exige estar más atentos a la relación entre las personas, ser más perceptivos, expertos en comprender y empatizar. La participación genera compromiso y favorece que las personas nos sintamos parte, nos hagamos dueños de objetivos, procesos y resultados. Y cuando se articulan valores personales con organizacionales, se destaca la proactividad y la innovación. La formula participación-compromiso, permitir co crear e implicarse en el ser – hacer y saber. En los cimientos del avance está el aprendizaje, elemento central que desde una visión de recursos humanos estratégicos, favorece que las personas y las organizaciones aprendan, evolucionen y se anticipen. Instalar el aprendizaje como parte de la cultura, genera un cambio estructural que fomenta una mirada positiva enmarcada en procesos de desarrollo y promoción de salud. El Coaching ICC es una herramienta profesional actualizada a las necesidades de las personas y las organizaciones, logrando amalgamar intereses y valores. Promueve una cultura de aprendizaje generando compromiso, responsabilidad y acción. Desde el inicio, un proceso de Coaching ICC genera cambios y promueve creatividad, innovación y fundamentalmente alineación con los valores. Vivir un proceso de Coaching ICC así como recibir la formación, es “un antes y un después”. Así lo es en mi vida, un camino que no acabará nunca y que me permite ser cada vez más quien quiero ser. Esto me entusiasma y me genera una energía increíble para seguir avanzando. Generando un proceso de transformación en el ser, saber y hacer. Transformación positiva que promueve ser la mejor versión de las personas, los equipos y las organizaciones.
Bacterias intestinales: bienestar y salud
{“main-title”:{“component”:”hc_title”,”id”:”main-title”,”title”:”Las palabras no son inocentes”,”subtitle”:”Investigadores del mundo encuentran bacterias intestinales presentes o ausentes en la salud o la enfermedad”,”title_content”:{“component”:”hc_title_image”,”id”:”title-image”,”image”:”https://mldpow0jtrp7.i.optimole.com/cb:dDX1.2c6b3/w:auto/h:auto/q:mauto/https://hcc.academy/wp-content/uploads/2024/01/0000179943.webp|450|784|999960394″,”full_screen”:false,”full_screen_height”:””,”parallax”:true,”bleed”:””,”ken_burn”:””,”overlay”:”transparent-dark”,”breadcrumbs”:false,”white”:true}},”section_5ZtkF”:{“component”:”hc_section”,”id”:”section_5ZtkF”,”section_width”:””,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”vertical_row”:””,”box_middle”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”section_content”:[{“component”:”hc_column”,”id”:”column_vtfQF”,”column_width”:”col-md-12″,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”main_content”:[{“component”:”hc_wp_editor”,”id”:”Xhugf”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”editor_content”:”Son diversas las investigaciones que en el mundo avanzan en forma constante y sostenida. Respecto a la microbiota y su relación con la salud y diversas enfermedades, existen hallazgos que ofrecen cada vez más información para la intervención y la prevención. Estoy convencida que la salud, el bienestar y la felicidad se logran a través del cuidado personal, y el conocimiento es un factor necesario. ¿Cómo implementar prácticas y hábitos de cuidado si no conocemos? Desde el desconocimiento podemos creer que nos cuidamos y sin embargo, estar haciendo lo contrario.\n\nAvanzando en la microbiota, sabemos que el 90 % de la serotonina se produce en el intestino. El hecho que la serotonina y otros neurotransmisores tengan tal presencial en el intestino da cuenta de la importancia del eje intestino-cerebro. Eje que incide en forma directa en la salud física, mental y emocional.\n\nLas evidencias proporcionadas por la investigación son contundentes respecto al valor de las bacterias intestinales en nuestro bienestar y felicidad.\n\nLa serotonina es un neurotransmisor y una hormona, ambos mensajeros del cuerpo. La serotonina en concreto incide en el estado ánimo y en las emociones así como también en la cognición. Impacta directamente en la atención y la concentración. Ejerce funciones en la temperatura corporal, el sistema gastro intestinal, las emociones, el estado de ánimo y la conducta, entre otros.\n\nAlteraciones en los niveles de serotonina, afectan el humor, generan labilidad emocional y su descenso está presente en la depresión, la ansiedad, la ira, la fatiga, el insomnio, entre otros.\n\nLa microbiota ejerce importantes funciones a nivel de las defensas del organismo, la nutrición y la conducta. Yolanda Sanz, investigadora, profesora y líder de unos de los proyectos más destacados en el mundo, sobre el microbioma humano, afirman que las bacterias intestinales producen neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.\n\nExisten bacterias presentes en personas saludables, así como algunas ausentes en patologías. Está probado que los microbios intestinales, influyen en el comportamiento y la conducta. Por eso la fuerte relación entre estos microbios y la salud mental.\n\nSalud mental no es solamente ausencia de patologías psicológicas o psiquiátricas. Salud mental es bienestar psicológico y emocional. Nos atañe a todos y ocuparse del cuidado de la microbiota es cuidar la salud mental e integral.\n\nPara un microbioma sano es necesaria una buena nutrición así como el ejercicio y el sueño. Pero no alcanzan. Podremos alimentarnos en forma saludable, ejercitarnos diariamente pero: si vivimos en estrés, ansiedad o inestabilidad emocional, relaciones tóxicas, así como con quejas, juicios, pensamientos o interpretaciones negativas, la microbiota estará lamentablemente alterada. Y su alteración tiene consecuencias ya sean inmediatas o a largo plazo.\n\nEl ambiente entra en el cuerpo-mente y lo transforma. Todo lo que acontece en nuestro ambiente así como lo que generamos, nos afecta e impacta. La mente-cuerpo es un sistema integrado al entorno.\n\nEs necesario ocuparnos personalmente de nuestro bienestar emocional. ¿Qué hacer para lograrlo? ¡Mucho podemos hacer, mucho está en nuestras manos! Y mucho no es sinónimo de complejo: desde pequeñas cosas hasta la instalación de nuevos hábitos o la generación de nuevas situaciones de vida.\n\nHe compartido en anteriores artículos acerca la importancia de: sonreír, respirar por la nariz, tener una postura erguida, practicar la amabilidad y agradecer, entre otras muchas cosas. Parecería por lo tanto más simple que complejo realizar pequeñas grandes prácticas. Lo cual adquiere una relevancia especial, al conocer las grandes repercusiones de cada una de estas conductas, en la propia salud y felicidad.\n\nEl contacto con la naturaleza tiene una incidencia positiva muy valiosa. Así como los pensamientos positivos. Tengamos en cuenta que vemos el mundo como somos, por lo que, nuestras interpretaciones juegan un gran partido. La serotonina tiene su lugar, la evidencia da cuenta que la disminución en sus niveles favorece pensamientos negativos.\n\nLos pensamientos pueden parecer intrusivos y, en ocasiones, incluso dar la sensación de ser incontrolables; sin embargo, lo son. Somos seres que estamos dotados y tenemos la capacidad de gestionar pensamientos y emociones. Para lograrlo, se requiere de dedicación, voluntad y constancia.\n\nLa investigación da cuenta que podemos incidir en nuestra salud y aumentar los propios niveles de serotonina. Tenemos la posibilidad de cuidar nuestra salud microbiana. Se trata de transitar un proceso en el cual pongamos en práctica herramientas probadamente útiles: técnicas de relajación, participar de actividades que favorecen el autoconocimiento y la mayor consciencia de uno mismo. Lo cual nos da la oportunidad de modelar nuestros pensamientos, emociones y acciones.\n\nLa salud integral y a largo plazo es viable con conocimiento, involucramiento personal y compromiso. De la misma manera es viable el bienestar y la felicidad.”},{“component”:”hc_space”,”id”:”5ZtkF”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_separator”,”id”:”NK5xA”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”style”:””},{“component”:”hc_space”,”id”:”vuvyQ”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_social_share_buttons”,”id”:”zZT7O”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”type”:”circle_tt”,”position”:”left”,”link_type”:”share”,”text”:”COMPARTIR”,”social_colors”:false,”fb”:true,”fb_link”:””,”tw”:true,”tw_link”:””,”g+”:true,”g+_link”:””,”li”:true,”li_link”:””},{“component”:”hc_space”,”id”:”MRz5Q”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_button”,”id”:”Nqdwb”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”icon”:””,”style”:”circle”,”size”:””,”position”:”left”,”animation”:false,”text”:”Artículo en El Observador”,”link_type”:”classic”,”lightbox_animation”:””,”caption”:””,”inner_caption”:false,”new_window”:false,”link”:”https://www.elobservador.com.uy/nota/bacterias-intestinales-bienestar-y-salud-20241285027″,”link_content”:[],”lightbox_size”:””,”scrollbox”:false}]}],”section_settings”:””},”section_tlo79″:{“component”:”hc_section”,”id”:”section_tlo79″,”section_width”:””,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”vertical_row”:””,”box_middle”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”section_content”:[{“component”:”hc_column”,”id”:”column_PKma6″,”column_width”:”col-md-12″,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”main_content”:[{“component”:”hc_title_tag”,”id”:”v3PN5″,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”text”:”Más entradas del blog”,”tag”:”h2″},{“component”:”hc_space”,”id”:”ZmtSn”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_pt_masonry_list”,”id”:”4XrbG”,”css_classes”:”col-center text-center middle-content “,”custom_css_classes”:”comienzos”,”custom_css_styles”:””,”post_type_slug”:”post”,”post_type_category”:”blog”,”column”:”col-md-4″,”row”:””,”margins”:””,”pagination_type”:”pagination_wp”,”pag_items”:””,”pag_lm_animation”:”fade-in”,”button_size”:”pagination”,”menu”:true,”menu_position”:”nav-center”,”menu_style”:”ms-rounded”,”auto_masonry”:false,”box”:”top_icon_image”,”boxed”:false,”boxed_inverse”:false,”button_text”:”+ info”,”button_style”:”square-border”,”button_dimensions”:””,”button_animation”:false,”hidden_content”:false,”extra_1″:true,”extra_2″:true,”content”:””,”title_length”:””,”excerpt_length”:””,”title_size”:””,”box_animation”:””,”custom_css”:”proximos”,”pag_scroll_top”:false,”pag_centered”:true,”pag_button_prev”:”Anterior”,”pag_button_next”:”Siguientes”,”lm_lazy”:false,”lm_button_text”:”Load more”,”data_options_pagination”:””}]}],”section_settings”:””},”scripts”:{“parallax”:”parallax.min.js”,”toolstip”:”bootstrap/js/bootstrap.popover.min.js”,”masonry”:”isotope.min.js”},”css”:{“content_box”:”css/content-box.css”},”css_page”:””,”template_setting”:{“settings”:{“id”:”settings”}},”template_setting_top”:{},”page_setting”:{“settings”:[“lock-mode-off”]},”post_type_setting”:{“settings”:{“image”:”https://mldpow0jtrp7.i.optimole.com/cb:dDX1.2c6b3/w:auto/h:auto/q:mauto/https://hcc.academy/wp-content/uploads/2024/01/0000179943.webp|450|784|999960394″,”excerpt”:””,”extra_1″:””,”extra_2″:””,”icon”:{“icon”:””,”icon_style”:””,”icon_image”:””}}}}
¿Cómo mantener la salud de nuestro cerebro?
Una investigación del Barcelona Brain Health Initiative (BBHI) nos acerca interesantes evidencias sobre la salud cerebral. El Dr. Alvaro Pascual-Leone, catedrático del Harvard Medical School, dirige la investigación destinada a responder: ¿cómo mantener la salud de nuestro cerebro? El estudio comenzó en 2017 recopilando datos personales de los participantes sobre hábitos de vida, información médica, ejercicio físico, dieta, hábitos de sueño, inter relaciones, entrenamiento cognitivo y plan vital. Son más de 5700 voluntarios los que participan y 1000 de ellos en 2021 iniciaron un plan de intervención personalizado. En el estudio hacen referencia a 3 dimensiones: Propósito – tiene que ver con metas y aspiraciones Sentido de coherencia – la forma de entender la propia vida y el mundo Compromiso – el sentido de valor a la propia vida Entre los hallazgos se destaca que tener un proyecto de vida, propósitos y objetivos significativos aportan salud cerebral y mejor desempeño cognitivo. Es decir que las personas con un proyecto vital son más sanas. Proyecto que podrá ir transformándose a lo largo de vida, según los intereses, las circunstancias y hasta la edad. Lo importante es poseer un proyecto vital. ¡La razón por la que cada mañana nos levantamos! Para que dicho proyecto vital tenga la cualidad de aportar salud, no debe estar centrado en uno mismo. Es importante que exista impacto positivo en otras personas. ¡Se trata de transcender a uno mismo! Tener un proyecto de vida además aporta ilusión. Esa capacidad humana de ilusionarnos, impacta positivamente en nuestra mente-cuerpo. Al ilusionarnos con un sueño o una meta, se producen cambios en el cerebro. El mismo genera dopamina, que es el neurotransmisor especialmente involucrado en la motivación y la recompensa. Está demostrado que la cantidad de dopamina en el organismo influye en las expectativas de ser feliz. Diversos estudios lo afirman, al aumentar la dopamina, aumentan las expectativas de la propia felicidad. ¡Aún más! No solamente consumar un sueño tienen estas bondades para el propio cerebro, salud integral y bienestar. La ilusión y el imaginar el logro del sueño, así como transitar el proceso para alcanzarlo, aumenta la felicidad. Al imaginar la recompensa, nuestro cerebro genera dopamina lo cual fortalece la motivación. Al ilusionarnos además, transformamos células madre en neuronas y por lo tanto aumenta la riqueza y las conexiones cerebrales. Es así como debido a la neuroplasticidad, se producen cambios reales en la estructura y función del cerebro. Cambiamos y transformamos el propio cerebro e impactamos en el resto del organismo. De la investigación del BBHI se desprenden 5 recomendaciones en relación al proyecto vital: Poner foco en objetivos significativos basados en valores Actitud positiva y coherente Conocer las propias habilidades, cultivarlas y utilizarlas Conocer y aceptar las propias limitaciones Orientarse en la satisfacción propia en lugar del reconocimiento externo En cada etapa de la vida y ante cualquier circunstancia podemos transformar y transformarnos. Esta es una capacidad que poseemos todos los seres humanos. Un cerebro ilusionado, es un cerebro sano.
¿Cómo impactan las emociones en el sistema inmune?
{“main-title”:{“component”:”hc_title”,”id”:”main-title”,”title”:”Las palabras no son inocentes”,”subtitle”:””,”title_content”:{“component”:”hc_title_image”,”id”:”title-image”,”image”:”https://mldpow0jtrp7.i.optimole.com/cb:dDX1.2c6b3/w:auto/h:auto/q:mauto/https://hcc.academy/wp-content/uploads/2023/09/emociones-neuronas.jpg|576|1024|999960270″,”full_screen”:false,”full_screen_height”:””,”parallax”:true,”bleed”:””,”ken_burn”:””,”overlay”:”transparent-dark”,”breadcrumbs”:false,”white”:true}},”section_5ZtkF”:{“component”:”hc_section”,”id”:”section_5ZtkF”,”section_width”:””,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”vertical_row”:””,”box_middle”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”section_content”:[{“component”:”hc_column”,”id”:”column_vtfQF”,”column_width”:”col-md-12″,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”main_content”:[{“component”:”hc_wp_editor”,”id”:”Xhugf”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”editor_content”:”La ciencia sostiene que el sistema inmune está impactado positiva o negativamente por diversos hábitos como el ejercicio, la nutrición, el descanso, la postura, la respiración, las relaciones interpersonales, la autoimagen, el contacto con la naturaleza y el entorno, entre otros muchos factores.\n\nEl sistema inmune es parte del cuerpo-mente, es decir, está relacionado con los diversos sistemas, órganos y funciones. Lo que sucede en el cuerpo tiene repercusiones en la mente. Así como también, lo que sucede en la mente, impacta instantánea y directamente en el cuerpo.\n\nEvidencias científicas afirman que tanto las emociones como los pensamientos, impactan en los diversos sistemas y funciones. Nuestros pensamientos generan emociones y la forma en que pensamos determina lo que sentimos. La gestión de emociones, pensamientos y hábitos, indiscutidamente se relacionan con el sistema inmunológico.\n\nParte de lo que implica la gestión de emociones es ponerle nombre a lo que sentimos, reconocer la propia emoción. A modo de ejemplo, si determinada situación nos frustra y no logramos reconocerlo, es probable que reaccionemos con alguna emoción para descargar (como puede ser la ira), lo que empeora la frustración.\nDurante el suceso el cuerpo segrega adrenalina y noradrenalina, se altera la conductancia de la piel, se altera la respiración, sube la presión arterial y la frecuencia cardíaca, así como diversas funciones y sustancias se desaceleran. Todo esto y mucho más sucede en forma instantánea y al unísono en el cuerpo-mente. Si logramos reconocer qué nos frustró, podríamos comprender, aprender y cambiar lo que sea necesario. Es decir aprender para involucrarnos en la solución en lugar de reaccionar impulsivamente. La diferencia para el organismo entre gestionar o no las emociones, es determinante para la salud física y mental.\n\nDiversos son los estudios que afirman que las emociones positivas aportan salud, mientras que las no gestionadas, afectan el sistema inmunológico y cognitivo – emocional. Uno de los tantos estudios respecto a las emociones y el sistema inmune, se llevó a cabo en la Universidad de Pensilvania. A través de biomarcadores en sangre, los investigadores constataron que las emociones negativas activan la inflamación. ¿Qué sucede cuando la respuesta de inflamación se sostiene en el tiempo? El cuerpo-mente se altera, se desequilibra y aparecen patologías.\n\nEl estrés así como la angustia, la ira, la depresión, situaciones de duelo o catástrofes, conflictos constantes, entre otros, generan inflamación. ¿Por qué se inflama el cuerpo cuando nos angustiamos o estresamos? Porque el cuerpo ante cualquier malestar psicológico-emocional reacciona. ¿Cómo reacciona? Tal como lo hace ante cualquier patógeno: activando las defensas del organismo, es decir el sistema inmunológico.\n\n¿Cuáles son las consecuencias para el cuerpo-mente? Enfermedades diversas, como pueden ser autoinmunes, cognitivo-emocionales, neurodegenerativas, obesidad, problemas cardíacos, en fin, un sinfín de desbalances en los diversos sistemas del cuerpo. La demanda por la prolongada activación del sistema inmune, sobrepasa el\nequilibrio y enfermamos.\n\nPor esto, es que afirmamos con certeza que las emociones afectan el sistema inmunológico. Gestionar las emociones es indispensable para tener buena salud v bienestar. ;Cómo gestionar las emociones? Son diversas las actividades que favorecen la gestión emocional: la relajación. la meditación. el aprendizaje de estrategias de afrontamiento, la terapia psicológica, así como procesos de desarrollo y crecimiento personal.\n\nLas emociones gestionadas favorecen el autoconocimiento, el buen afrontamiento, el aprendizaje y los diversos sistemas del cuerpo-mente se benefician. El sistema inmune es uno de los sistemas que se ve directamente influenciado por las emociones.\n\nLas emociones positivas benefician la salud y una buena salud, promueve emociones positivas.\n\n¿Existen emociones negativas? Podríamos afirmar que las emociones son información valiosa que decodificándolas en forma correcta, contribuyen a nuestro bienestar. La clave está en lograr una buena gestión emocional, lo cual es condición necesaria pero no suficiente para estar saludables.\n\nTambién es importante descansar, alimentarse adecuadamente, hacer ejercicio y cultivar experiencias y relaciones que tengan un impacto positivo.”},{“component”:”hc_space”,”id”:”5ZtkF”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_separator”,”id”:”NK5xA”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”style”:””},{“component”:”hc_space”,”id”:”vuvyQ”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_social_share_buttons”,”id”:”zZT7O”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”type”:”circle_tt”,”position”:”left”,”link_type”:”share”,”text”:”COMPARTIR”,”social_colors”:false,”fb”:true,”fb_link”:””,”tw”:true,”tw_link”:””,”g+”:true,”g+_link”:””,”li”:true,”li_link”:””},{“component”:”hc_space”,”id”:”MRz5Q”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_button”,”id”:”Nqdwb”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”icon”:””,”style”:”circle”,”size”:””,”position”:”left”,”animation”:false,”text”:”Artículo en El Observador”,”link_type”:”classic”,”lightbox_animation”:””,”caption”:””,”inner_caption”:false,”new_window”:false,”link”:”https://www.elobservador.com.uy/nota/como-impactan-las-emociones-en-el-sistema-inmune–2023935020″,”link_content”:[],”lightbox_size”:””,”scrollbox”:false}]}],”section_settings”:””},”section_tlo79″:{“component”:”hc_section”,”id”:”section_tlo79″,”section_width”:””,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”vertical_row”:””,”box_middle”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”section_content”:[{“component”:”hc_column”,”id”:”column_PKma6″,”column_width”:”col-md-12″,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”main_content”:[{“component”:”hc_title_tag”,”id”:”v3PN5″,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”text”:”Más entradas del blog”,”tag”:”h2″},{“component”:”hc_space”,”id”:”ZmtSn”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_pt_masonry_list”,”id”:”4XrbG”,”css_classes”:”col-center text-center middle-content “,”custom_css_classes”:”comienzos”,”custom_css_styles”:””,”post_type_slug”:”post”,”post_type_category”:”blog”,”column”:”col-md-4″,”row”:””,”margins”:””,”pagination_type”:”pagination_wp”,”pag_items”:””,”pag_lm_animation”:”fade-in”,”button_size”:”pagination”,”menu”:true,”menu_position”:”nav-center”,”menu_style”:”ms-rounded”,”auto_masonry”:false,”box”:”top_icon_image”,”boxed”:false,”boxed_inverse”:false,”button_text”:”+ info”,”button_style”:”square-border”,”button_dimensions”:””,”button_animation”:false,”hidden_content”:false,”extra_1″:true,”extra_2″:true,”content”:””,”title_length”:””,”excerpt_length”:””,”title_size”:””,”box_animation”:””,”custom_css”:”proximos”,”pag_scroll_top”:false,”pag_centered”:true,”pag_button_prev”:”Anterior”,”pag_button_next”:”Siguientes”,”lm_lazy”:false,”lm_button_text”:”Load more”,”data_options_pagination”:””}]}],”section_settings”:””},”scripts”:{“parallax”:”parallax.min.js”,”toolstip”:”bootstrap/js/bootstrap.popover.min.js”,”masonry”:”isotope.min.js”},”css”:{“content_box”:”css/content-box.css”},”css_page”:””,”template_setting”:{“settings”:{“id”:”settings”}},”template_setting_top”:{},”page_setting”:{“settings”:[“lock-mode-off”]},”post_type_setting”:{“settings”:{“image”:”https://mldpow0jtrp7.i.optimole.com/cb:dDX1.2c6b3/w:auto/h:auto/q:mauto/https://hcc.academy/wp-content/uploads/2023/09/emociones-neuronas.jpg|576|1024|999960270″,”excerpt”:””,”extra_1″:””,”extra_2″:””,”icon”:{“icon”:””,”icon_style”:””,”icon_image”:””}}}}
Creer que el autocontrol implica perder la espontaneidad es un disparate
{“main-title”:{“component”:”hc_title”,”id”:”main-title”,”title”:”Las palabras no son inocentes”,”subtitle”:”Autocontrol como sinónimo de no ser espontáneo y genuino en ocasiones es la excusa que justifica falta de cuidado e incluso de respeto. El autocontrol se aprende y evolutivamente tiene sus etapas. Tenemos la capacidad de autocontrolarnos sin perder nada, solo ganar.”,”title_content”:{“component”:”hc_title_image”,”id”:”title-image”,”image”:”https://hcc.academy/wp-content/uploads/2023/08/1691185397372-1024×678.webp|775|1170|999960242″,”full_screen”:false,”full_screen_height”:””,”parallax”:true,”bleed”:””,”ken_burn”:””,”overlay”:”transparent-dark”,”breadcrumbs”:false,”white”:true}},”section_5ZtkF”:{“component”:”hc_section”,”id”:”section_5ZtkF”,”section_width”:””,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”vertical_row”:””,”box_middle”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”section_content”:[{“component”:”hc_column”,”id”:”column_vtfQF”,”column_width”:”col-md-12″,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”main_content”:[{“component”:”hc_wp_editor”,”id”:”Xhugf”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”editor_content”:”El autocontrol es la habilidad que tenemos las personas para gestionar nuestros pensamientos, emociones y acciones. Requiere autoconocimiento y autoconciencia. Implica saber controlarnos, calmarnos, serenarnos. Se relaciona con el logro de objetivos, la resolución de problemas y la evaluación de consecuencias, formando parte de la inteligencia y la gestión emocional. Involucra la capacidad de postergar un placer inmediato o una descarga, en función de una satisfacción o un bien mayor.\n\nEs importante aclarar que el autocontrol no es represión y que la falta del mismo es una forma de esclavitud. ¿Esclavo de qué? De impulsos y emociones que en lugar de comprender y gestionar, se actúan. Por eso desde la psicología afirmamos que lograr control sobre la propia conducta, aporta libertad.\n\nEl autocontrol aporta equilibrio en todas las áreas de nuestra vida y promueve más salud y bienestar. Contribuye a una mejor relación con nosotros mismos y con los demás, aumenta la voluntad y la efectividad, genera mayor éxito -tanto en el logro de metas como en las diversas áreas de la vida-. Mejora la autoimagen y por lo tanto, la autoestima. Genera mayor control de la ansiedad y el estrés. Aumentan la concentración y la empatía. Las personas con mayor autocontrol son más asertivas.\n\nLa falta de autocontrol puede ser evidente en personas con exceso de consumo de sustancias, alimentos, compras, juegos, entre otros. Conductas como la ira, la irritabilidad y la impulsividad, así como la falta de autodisciplina, también evidencian falta de autocontrol. En la vida diaria aún sin ser parte de dinámicas conflictivas establecidas o comportamientos auto-destructivos, fallamos en el autocontrol cuando nos lastimamos a nosotros y a otros. Por ejemplo, al actuar según impulsos sin reflexionar en el impacto de nuestras palabras o conductas.\n\n¿Que hacer ante las diversas conductas que quiero autocontrolar?\n \n \t Identificar la conducta que deseamos controlar. \n \t Comprender qué la activa. Ejemplo: ‘me canso y como’, ‘siento ansiedad y fumo’, ‘me frustro y grito o golpeo’, etc. \n \t Tomar consciencia de las consecuencias tanto de lograr el autocontrol como de no hacerlo. \n \t Llevar un registro de nuestros progresos y retrocesos. \n \t Identificar los beneficios las veces logradas. \n \t Identificar los problemas las veces no logradas. \n \t Identificar el indicador de logro. \n \t Diseñar un plan a corto, mediano y largo plazo. \n \t Aprender de nuestras experiencias y tropiezos para fortalecernos en el proceso. \n \nEs importante tener paciencia y voluntad, ya que el cambio de conducta lleva tiempo y dedicación. El hecho de no lograrlo alguna vez, no quiere decir que no sea posible o que se fracasó. Los tropiezos pueden transformarse en fortalezas si aprendemos de ellos para empoderarnos.\n\nEl autocontrol necesita motivación y se relaciona con el establecimiento de hábitos. Aumentamos el autocontrol mientras crecemos y nos desarrollamos, dentro del proceso natural evolutivo. Por lo tanto se puede desarrollar y aumentar.\n\nComo venimos mencionando en las diversas columnas, somos seres integrales. La mente-cuerpo es una unidad y por lo tanto, involucra lo cognitivo, lo emocional, lo físico y lo conductual. Algunas preguntas poderosas: ¿Qué pienso? ¿Qué siento? ¿Qué hago? Cada aspecto es necesario que sea tenido en consideración para lograr un cambio en cualquier nivel.”},{“component”:”hc_space”,”id”:”5ZtkF”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_separator”,”id”:”NK5xA”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”style”:””},{“component”:”hc_space”,”id”:”vuvyQ”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_social_share_buttons”,”id”:”zZT7O”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”type”:”circle_tt”,”position”:”left”,”link_type”:”share”,”text”:”COMPARTIR”,”social_colors”:false,”fb”:true,”fb_link”:””,”tw”:true,”tw_link”:””,”g+”:true,”g+_link”:””,”li”:true,”li_link”:””},{“component”:”hc_space”,”id”:”MRz5Q”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_button”,”id”:”Nqdwb”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”icon”:””,”style”:”circle”,”size”:””,”position”:”left”,”animation”:false,”text”:”Artículo en El Observador”,”link_type”:”classic”,”lightbox_animation”:””,”caption”:””,”inner_caption”:false,”new_window”:false,”link”:”https://www.elobservador.com.uy/nota/creer-que-el-autocontrol-implica-perder-la-espontaneidad-es-un-disparate-2023865017″,”link_content”:[],”lightbox_size”:””,”scrollbox”:false}]}],”section_settings”:””},”section_tlo79″:{“component”:”hc_section”,”id”:”section_tlo79″,”section_width”:””,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”vertical_row”:””,”box_middle”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”section_content”:[{“component”:”hc_column”,”id”:”column_PKma6″,”column_width”:”col-md-12″,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”main_content”:[{“component”:”hc_title_tag”,”id”:”v3PN5″,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”text”:”Más entradas del blog”,”tag”:”h2″},{“component”:”hc_space”,”id”:”ZmtSn”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_pt_masonry_list”,”id”:”4XrbG”,”css_classes”:”col-center text-center middle-content “,”custom_css_classes”:”comienzos”,”custom_css_styles”:””,”post_type_slug”:”post”,”post_type_category”:”blog”,”column”:”col-md-4″,”row”:””,”margins”:””,”pagination_type”:”pagination_wp”,”pag_items”:””,”pag_lm_animation”:”fade-in”,”button_size”:”pagination”,”menu”:true,”menu_position”:”nav-center”,”menu_style”:”ms-rounded”,”auto_masonry”:false,”box”:”top_icon_image”,”boxed”:false,”boxed_inverse”:false,”button_text”:”+ info”,”button_style”:”square-border”,”button_dimensions”:””,”button_animation”:false,”hidden_content”:false,”extra_1″:true,”extra_2″:true,”content”:””,”title_length”:””,”excerpt_length”:””,”title_size”:””,”box_animation”:””,”custom_css”:”proximos”,”pag_scroll_top”:false,”pag_centered”:true,”pag_button_prev”:”Anterior”,”pag_button_next”:”Siguientes”,”lm_lazy”:false,”lm_button_text”:”Load more”,”data_options_pagination”:””}]}],”section_settings”:””},”scripts”:{“parallax”:”parallax.min.js”,”toolstip”:”bootstrap/js/bootstrap.popover.min.js”,”masonry”:”isotope.min.js”},”css”:{“content_box”:”css/content-box.css”},”css_page”:””,”template_setting”:{“settings”:{“id”:”settings”}},”template_setting_top”:{},”page_setting”:{“settings”:[“lock-mode-off”]},”post_type_setting”:{“settings”:{“image”:”https://hcc.academy/wp-content/uploads/2023/08/1691185397372-1024×678.webp|775|1170|999960242″,”excerpt”:””,”extra_1″:””,”extra_2″:””,”icon”:{“icon”:””,”icon_style”:””,”icon_image”:””}}}}
Hábitos que aportan salud y evitan la inflamación
{“main-title”:{“component”:”hc_title”,”id”:”main-title”,”title”:”Las palabras no son inocentes”,”subtitle”:”Las estadísticas revelan que en los últimos tiempos, esta reacción natural y protectora del organismo tiene una activación tal que impone cronicidad y podría derivar en disfuncionalidades y enfermedades.”,”title_content”:{“component”:”hc_title_image”,”id”:”title-image”,”image”:”https://hcc.academy/wp-content/uploads/2023/08/1689967421410-1024×613.webp|700|1170|999960236″,”full_screen”:false,”full_screen_height”:””,”parallax”:true,”bleed”:””,”ken_burn”:””,”overlay”:”transparent-dark”,”breadcrumbs”:false,”white”:true}},”section_5ZtkF”:{“component”:”hc_section”,”id”:”section_5ZtkF”,”section_width”:””,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”vertical_row”:””,”box_middle”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”section_content”:[{“component”:”hc_column”,”id”:”column_vtfQF”,”column_width”:”col-md-12″,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”main_content”:[{“component”:”hc_wp_editor”,”id”:”Xhugf”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”editor_content”:”Muchas personas consultan, y otras tantas, quizás la mayoría, van aceptando que el tiempo pasa y que el cuerpo y la mente se deterioran. ¿Qué es la inflamación?\n\nEn sí misma, es una respuesta natural y protectora del organismo, que reacciona ante alguna amenaza. Si te lastimas, el cuerpo generará una reacción de inflamación que posiblemente cause dolor o molestias, lo que te llama a limpiar la zona, descansar y, si es necesario, aplicar hielo u otras medidas adecuadas al caso. La inflamación puede ser aguda, como sería en el caso mencionado, es decir, una respuesta puntual a un ‘ataque’ al organismo. Por otro lado, la inflamación crónica tiene que ver con estados persistentes en el tiempo, generando reacciones más complejas del sistema inmune.\n\nDe la misma manera que la inflamación es evidente a nivel externo, funciona a nivel interno. La inflamación dentro del cuerpo-mente requiere de la observación sistemática y consciente del portador. ¿Qué observar? Síntomas y hábitos.\n\n¿Cuáles son los síntomas que hacen referencia a la existencia de inflamación?\n \n \t Confusión mental \n \t Disminución de de la concentración \n \t Falta de energía \n \t Agotamiento \n \t Descenso del rendimiento cognitivo en cualquiera de sus funciones (atención, percepción, memoria, razonamiento, resolución de problemas, creatividad, etc.) \n \t Cambios en el humor \n \t Alteraciones del sueño \n \t Alteración en la alimentación \n \t Estrés \n \t Ansiedad \n \t Depresión \n \t Enfermedades autoinmunes \n \t Enfermedades neurodegenerativas \n \t Enfermedades cardiovasculares \n \t Alteraciones psicológicas (tanto a nivel externo como interno, que impactan en las relaciones, la autoimagen, la autoestima, el aprendizaje, la autoeficacia, etc.) \n \nLa lista continúa y es muy extensa.\n\nLa inflamación, así como la neuroinflamación, generan cambios anatómicos, funcionales y estructurales en el organismo. Estos cambios se relacionan con el deterioro cerebral y cognitivo-emocional. Es como un invasor insidioso que va ganando terreno mientras recibe su alimento.\n\n¿Qué genera inflamación crónica? En forma simple y sencilla, la respuesta es: nuestros hábitos. La forma en que vivimos la vida en el día a día y que tiene que ver con lo que comemos, cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con el mundo, cómo y cuánto dormimos, la forma en que gestionamos el estrés y las emociones, el nivel de sedentarismo o el ejercicio que hacemos, etc.\n\nLa inflamación está directamente relacionada con nuestro estilo de vida. Cada hábito, consciente o no, acumula en el organismo consecuencias. Estas consecuencias se expresarán a corto, mediano o largo plazo. Con el paso de los años, la salud se empoderará o deteriorará. ¿De quién depende? De ti.\n\n¿Qué podés hacer para vivir y estar saludable?\n\nEn primer lugar vivir liviano, fluir desde la realidad que vivas. Potenciarte y orientarte en tu bienestar y el de tu entorno. Elegir los pensamientos, creencias y emociones. Construir tu propia realidad y resultados. Elegir ser feliz e impactar positivamente en tu vida y en tu entorno. Relacionarte con personas que te aportan, construir relaciones saludables, hacer cosas que te gustan.\n\nY además, observar tus hábitos y elegirlos conscientemente. Muchas veces, aprendemos hábitos heredados o construidos que fueron funcionales en un momento dado y luego dejaron de serlo. Por alguna razón, los perpetuamos y generan disfuncionalidades en nuestra vida.\n\n¿Qué hábitos impactan directamente en la inflamación?\n \n \t Alimentación – Ocupate de darle a tu cuerpo energía saludable. Una dieta variada y balanceada con mayoría de vegetales, con frutas y verduras, así como grasas saludables. Eliminá el exceso de azúcar y los alimentos ultraprocesados. Elegí alimentos y condimentos antioxidantes y antiinflamatorios. \n \t Sueño – Dormí con calidad y durante suficiente tiempo. Respetá el ciclo circadiano y procurá dormir al menos 7 u 8 horas diarias. \n \t Evitá el alcohol, daña las neuronas y la sinapsis. \n \t Realizá ejercicio moderado y variado. Idealmente, intentá hacer algo de actividad física todos los días, aunque no pueda ser de corrido. Cada actividad suma y aporta. \n \t Gestiona el estrés. \n \t Aprendé a gestionar las emociones. \n \t Evitá la exposición a campos electromagnéticos. \n \t Evitá la exposición a sustancias tóxicas. \n \nTe aseguro que prestar atención a tus síntomas y hábitos será mucho más fácil y económico que no hacerlo. Invertir en observarte y elegir conscientemente te llevará un rato; enfermarte te llevará malestar, dolor y mucho tiempo perdido. Lo que elijas será lo que obtengas. ¡Vale la pena!”},{“component”:”hc_space”,”id”:”5ZtkF”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_separator”,”id”:”NK5xA”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”style”:””},{“component”:”hc_space”,”id”:”vuvyQ”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_social_share_buttons”,”id”:”zZT7O”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”type”:”circle_tt”,”position”:”left”,”link_type”:”share”,”text”:”COMPARTIR”,”social_colors”:false,”fb”:true,”fb_link”:””,”tw”:true,”tw_link”:””,”g+”:true,”g+_link”:””,”li”:true,”li_link”:””},{“component”:”hc_space”,”id”:”MRz5Q”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_button”,”id”:”Nqdwb”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”icon”:””,”style”:”circle”,”size”:””,”position”:”left”,”animation”:false,”text”:”Artículo en El Observador”,”link_type”:”classic”,”lightbox_animation”:””,”caption”:””,”inner_caption”:false,”new_window”:false,”link”:”https://www.elobservador.com.uy/nota/habitos-que-aportan-salud-y-evitan-la-inflamacion-2023723500″,”link_content”:[],”lightbox_size”:””,”scrollbox”:false}]}],”section_settings”:””},”section_tlo79″:{“component”:”hc_section”,”id”:”section_tlo79″,”section_width”:””,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”vertical_row”:””,”box_middle”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”section_content”:[{“component”:”hc_column”,”id”:”column_PKma6″,”column_width”:”col-md-12″,”animation”:””,”animation_time”:””,”timeline_animation”:””,”timeline_delay”:””,”timeline_order”:””,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”main_content”:[{“component”:”hc_title_tag”,”id”:”v3PN5″,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”text”:”Más entradas del blog”,”tag”:”h2″},{“component”:”hc_space”,”id”:”ZmtSn”,”css_classes”:””,”custom_css_classes”:””,”custom_css_styles”:””,”size”:””,”height”:””},{“component”:”hc_pt_masonry_list”,”id”:”4XrbG”,”css_classes”:”col-center text-center middle-content “,”custom_css_classes”:”comienzos”,”custom_css_styles”:””,”post_type_slug”:”post”,”post_type_category”:”blog”,”column”:”col-md-4″,”row”:””,”margins”:””,”pagination_type”:”pagination_wp”,”pag_items”:””,”pag_lm_animation”:”fade-in”,”button_size”:”pagination”,”menu”:true,”menu_position”:”nav-center”,”menu_style”:”ms-rounded”,”auto_masonry”:false,”box”:”top_icon_image”,”boxed”:false,”boxed_inverse”:false,”button_text”:”+ info”,”button_style”:”square-border”,”button_dimensions”:””,”button_animation”:false,”hidden_content”:false,”extra_1″:true,”extra_2″:true,”content”:””,”title_length”:””,”excerpt_length”:””,”title_size”:””,”box_animation”:””,”custom_css”:”proximos”,”pag_scroll_top”:false,”pag_centered”:true,”pag_button_prev”:”Anterior”,”pag_button_next”:”Siguientes”,”lm_lazy”:false,”lm_button_text”:”Load more”,”data_options_pagination”:””}]}],”section_settings”:””},”scripts”:{“parallax”:”parallax.min.js”,”toolstip”:”bootstrap/js/bootstrap.popover.min.js”,”masonry”:”isotope.min.js”},”css”:{“content_box”:”css/content-box.css”},”css_page”:””,”template_setting”:{“settings”:{“id”:”settings”}},”template_setting_top”:{},”page_setting”:{“settings”:[“lock-mode-off”]},”post_type_setting”:{“settings”:{“image”:”https://hcc.academy/wp-content/uploads/2023/08/1689967421410-1024×613.webp|700|1170|999960236″,”excerpt”:””,”extra_1″:””,”extra_2″:””,”icon”:{“icon”:””,”icon_style”:””,”icon_image”:””}}}}