Ser parte de un equipo de alto desempeño asegura resultados extraordinarios. Implica además pasarla bien, crecer y ser más felices. Los resultados positivos impactan en la organización y en las personas. ¿Cómo lograrlo?
Lucía se hacía esa pregunta. Desde hace tiempo notaba que, aunque el negocio iba bien, podrían crecer más. Orientada a resultados y también a las personas, gerencia una organización. Es una persona con visión global del negocio, conocedora de las dinámicas relacionales y situaciones personales. Tal como los profesores observadores y atentos, quienes al estar delante de la clase, se dan cuenta de lo que sucede.
La mayoría de sus colaboradores eran valiosos, pero trabajaban por resultados individuales. Había algunas 'estrellas' y un sentido de competencia que, en algunos casos, dividía, generaba distancias y falta de transparencias. Tendían a cuidar su chacra y su carrera.
Para generar un equipo de alto desempeño, hay que atender primero a lo primero. Así que es clave reconocer ¡qué es qué! ¿Grupo o equipo? Grupo es lo que tenía en su momento Lucía; equipo es lo que lograron juntos transitando un proceso.
Hoy tienen identidad propia, van más allá que la suma de las partes y los resultados son compartidos y destacados. Este equipo en su construcción evolucionó a través del tiempo y en diversas etapas. Ya no existen estrellas, unos y otros se complementan, tienen objetivos claros y desafiantes. El enfoque es construido y los valores compartidos. La diversidad es un diferencial, las personas son reconocidas en sus fortalezas y apoyadas en sus oportunidades de mejora. Los roles y funciones están validados y cada integrante es importante y valioso.
El que no encajó, salió, algunos por su cuenta y otros invitados a retirarse. Con solo entrar en la empresa, se nota un aire fresco, divertido, entusiasta. Se crean relaciones que valen la pena y se logran resultados extraordinarios.
Es así que, de grupo a equipo, se transita un proceso donde:
- Se equilibran tareas y relaciones.
- El uso del tiempo es más eficiente.
- Se descubren, diseñan y establecen estrategias de éxito.
- Se aprende de los resultados esperados y de los que no salen según lo planeado.
- Los integrantes se comunican, negocian y comparten.
- ¡El equipo hace que las cosas pasen!
Para transformar un grupo en equipo, se inicia un proceso de consolidación, teniendo claro que el mismo pone las cartas sobre la mesa y acomoda los tantos. Es necesario partir de un diagnóstico del estado actual, los recursos y las necesidades. Una vez que esta foto está creada, se avanza con el diseño de objetivos específicos. Se actualizan valores y se generan compromisos. Se sabe quién hace qué, cuándo, dónde y cómo. Se establecen conjuntamente reglas, propósitos, se capitaliza la historia y se hace cultura. El foco es orientarse hacia la mejor versión del equipo y de las personas que lo integran.
Paso a paso, era evidente para todos la cooperación y el compromiso. Se celebran los logros, aprenden de los errores y establecieron un círculo virtuoso. El buen clima es evidente en sus rostros y en sus actitudes. El cambio fue rápido y más simple de lo pensado, cuando de pronto se dieron cuenta de que eran equipo y de alto desempeño. Lucía sigue asombrada, aún siendo ella también parte en el proceso.